19 enero 2008

Las escenas

Tengo una manera particular de comunicarme con alguien en esos momentos en los que quizá las palabras se esconden cuando es preciso decirlas y aparecen después, cuando la conversación ya ha terminado, pero uno siente que se queda con las ganas de decir lo que no dijo cuando debió, ya sea porque no se pudo, o simplemente no se quiso hacer.

La forma que inventamos, o descubrimos, para decirnos aquello que se quedó entre el tintero, o entre el esfófago y la punta de la lengua, es muy simple pero ha resultado ser la más diciente de todas.

El uno o el otro, inventa escenas en las que siempre son dos los protagonistas y a través de esa historia, finalmente decimos lo que no logramos decir en el momento que era. Lo hacemos estilo guión para televisión y nos han salido unas historias que ni se diga; pero definitivamente, la última escena que me hicieron da para premio y es que con esto, por favor, ¿a quién no se le quitan las bobadas que a ratos le da por pensar?...

DESDE ALGÚN LUGAR QUE NO IMPORTA EN ESTOS MOMENTOS
¡A VECES VEO FANTASMAS!


ELLA: (Con cara de resaca y asegurando la presencia de un fantasma) - ¡No me subestimes!

ÉL: (Sin entender la situación) - ¿Con quién hablas?

ELLA: (Abandonando la cara de resaca y segura del fantasma) - ¡¿Es qué no lo ves?!

ÉL: (Consciente de que sólo con la intención no vale) - Yo sólo te veo a ti mi reina, la persona que debo defender hasta la muerte

ELLA: (Bajo su convencimiento) - No quieres entenderme. ¡Está ahí!

ÉL: (Venciéndole el nerviosismo, saca la espada) - ¡Ya lo veo! ¡Como éste he vencido a cientos por todo el mundo mi reina!

ELLA: (Guardando la compostura, consciente de su posición de reina) - Termina con él. !No quiero verlo!

ÉL: (Exhausto, sacando fuerzas de donde le proviene el amor hacia ella) - Aquí te entrego el inexistente fantasma malvado.

ELLA: (Sin saber ocultar su agradecimiento) - Te ofrezco mi vida. Mi corazón te ha buscado y te ordena lealtad.

ÉL: (Buscando el descanso merecido) - Es mi corazón el que se alimenta del tuyo para seguir protegiéndote. ¡Larga vida a la REINA!

P.S. De verdad me resultó tan adorable, que no pude simplemente guardármela para mí. Mhhhhfffff mhhhhhffffff mhhhhffffffff...