18 octubre 2008

La televisión educativa y cultural de España

"Me cago en todos sus putos muertos", dice la presentadora de un programa de televisión que se emite a eso de las 4:00 p.m. en uno de los canales de éste, el país que ahora me acoge...

Yo, me quedé de una pieza y como no lograba dar crédito a lo que estaba viendo y oyendo, volteé a mirar a quien me acompañaba en el sofá durante la emisión del programa; su cara de asombro, me confirmó que no era cuestión mía, que yo no estaba alucinando y que la hermosa rubia de grandes dientes al otro lado de la pantalla, evidentemente, acababa de pronunciar tales palabras luego de presentar el horrendo video (eso sí no se le niega) de una canción de algún grupo, de esos que difícilmente se hacen célebres de no ser por lo patético de sus temas y que se desarrollaba en su totalidad en un cementerio.

Después de ver y oir esto, y ya un poco recuperada del shock emocional que me produjo tal despropósito, castigué a la hermosa rubia de grandes dientes y a su educativo y cultural programa con el poder que me confiere el control remoto!

07 octubre 2008

Bienvenida, vecina.

Hace ya unos días que estoy viviendo fuera de mi país y algunos de los gajes de la adaptación, me siguen dando por la cabeza. Bien es sabido por todos, que en el lugar al que se vaya, lejos del suyo propio, se va uno a encontrar con un universo diferente y listo para ser descubierto (aquello a lo que llaman diferencias culturales).

Pues bien, no llevaba yo sino, más o menos, una semanita de haber desempacado en este continente, cuando me crucé a la entrada del edificio a una señora ya entrada, muy entrada en años (como tantos otros por aquí) que al verme y aguzando sus ojos, tal vez (como en aquel inmortal cuento) para verme mejor, me dijo: "No te conozco", a lo que yo, haciendo gala de la educación recibida en mi cuna, respondí "Buenas tardes señora, no me conoce porque soy nueva en el edificio".

Acto seguido la, hasta entonces, amable viejecita se acercó más a mí seguramente para verme aún mejor; gesto al que respondí con una sonrisa y le dije "vivo en el 4º 4ª". La señora, ya lo suficientemente cerca de mí y, evidentemente al desconocer mi acento, me preguntó "¿Tú no eres de aquí verdad?", a lo que una vez más con mi amabilidad a flor de piel, respondí "No señora, yo soy colombiana". Luego de uno de esos silencios incómodos, nuevamente, la anciana se dirigió a mí, pero esta vez sólo para musitar "JJJJMMMMM..."

Yo, adelantándome a lo que se me venía encima por causa del color de mi pasaporte abrí la puerta del ascensor y me despedí, (muy amablemente por supuesto) esperando también alguna palabra de despedida de parte de la señora de la cabeza plateada, pero a cambio de un "hasta luego", recibí un frío "pero pagarás ¿no?"...

Veamos ahora la diferencia cultural a la que me referí al principio.

Si esta situación se hubiera presentado en Colombia, muy seguramente la conversación hubiera sido muy cercana a la siguiente.

Viejecita> "No te conozco"

Nueva vecina>"Buenas tardes señora, no me conoce porque soy nueva en el edificio, vivo en tal apartamento".

Viejecita> "Ahhh qué bueno! En donde vivían los Tal (apellido de la familia), un poco raros ellos, pero buenas persnas, eso sí. ¿Hace cuánto que estás aquí?".

Nueva vecina> "Bueno, pues llegué hace más o menos una semana".

Viejecita> "Pues qué bueno mija, bievenida al barrio, yo vivo en tal apartamento, por si se te ofrece cualquier cosita".

Nueva vecina> "Bueno sí señora, muchas gracias. Igualmente, lo que se le ofrezca por aquí"...

Y dependiendo del tiempo de la una y de la otra, la conversación se hubiera alargado hasta el punto en el que la viejecita se asegurara de poner al día a la nueva vecina con todos los detalles que considerara que la última no debería desconocer sobre la vida en el vecindario...