Ya bien lo dijo Miguel de Unamuno: El fascismo se cura leyendo y el racismo se cura viajando.
El testimonio de las mujeres es ver lo de fuera desde dentro. Si hay una característica que pueda diferenciar el discurso de la mujer, es ese encuadre. -Carmen Martin Gaite-
21 febrero 2012
04 febrero 2012
Una historia de este lado del charco, o ¿del otro?
Ésto iba a ser un tweet, pero se me iba a hacer como muy largo, así que aquí voy:
Conozco a un chico que es hijo de madre colombiana y padre español. Su madre es una mujer rubia natural de piel clara y muy guapa, mientras que su padre es moreno, de baja estatura y, en realidad, poco agraciado. Él salió a su padre.
Sus padres se conocieron en Colombia, se enamoraron, formaron una familia y, gracias al buen 'background' de la familia de la madre, se permitieron vivir una vida más cómoda que la de las familias colombianas promedio.
La vida dio sus vueltas y con sus ires y venires, el chico del que hablo se terminó instalando en Valencia y por otra parte, la madre se radicó en Barcelona en compañía de sus otras 2 hijas. El padre se quedó en Colombia y argumenta que aquí, en España, no tiene nada que venir a hacer. Su vida está allá, al otro lado del charco.
A él (mi amigo) también la vida le dio sus vueltas, se separó de su mujer y decidió venir a vivir en Barcelona con su madre y sus hermanas.
Si uno cierra los ojos y lo escucha hablar, él es uno más de aquí, pero de los de verdad, no de los que 'chicanean' en su tierra de su nuevo status de inmigrante, forzando un "joder tío" que le sale casi en lengua muisca o un "gilipollas" que le suena claramente en lengua caribe. Pero si uno abre los ojos, se olvida del perfecto acento español y se concentra en su fachada: se encuentra con un colombiano más, descubre a un tipo moreno, de baja estatura y, en realidad, poco agraciado. Tal como su padre.
La vida siguió dando vueltas para este hombre que nació con el doble pasaporte debajo del brazo, y un buen día se enamoró de una colombiana muy guapa que vino a hacer un máster y se quedó por amor, aunque eso le significara renunciar a lo que tenía en su patria, a ese TODO que tenemos los inmigrantes cuando decidimos marcharnos de nuestra tierra por una u otra razón. Y no, esa chica no soy yo. Otro día, también contaré la historia de la decisión que me cambió la vida y me hizo traérmela empacada en 2 maletas de 23 kilos.
Lo que quería contar de este chico, es que él se siente más de aquí que de allá, tal vez sea por la fuerte relación que siempre mantuvo con la familia de su padre y que lo hacía pasar las vacaciones de toda su vida a este lado del charco, bañándose más en las aguas del mar cantábrico de en las del caribe. Cuando su mujer le plantea la posibilidad de volver e instalarse en Colombia, él cierra toda posibilidad con un NO rotundo.
En estos días, hablando con él, me contó algunas anécdotas que lo hacen reir, a mí más bien me parecen tristes, pero él se divierte contándolas. Cuenta cómo en más de una ocasión, lo han llamado "indio sudaca de mierda", cómo en otras lo han instado a que vuelva a 'su país' y otras en las que, cuando ha querido opinar sobre algún asunto propio de aquí, le han dicho que porqué mejor no mira cómo arregla los problemas de su tierra y que deje los problemas de los españoles en manos de los españoles.
Aún con todo ésto, que para mí resulta muy fuerte, él no duda un segundo en afirmar que ésta es su tierra, que aquí está su casa y que a Colombia, sólo volverá cada vez que visite a su padre.
Si ésto no es vivir con un pie a cada lado del charco, entonces no sé qué pueda serlo.
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